Las ocupaciones manuales han sido motivo de descrédito tal vez porque los padres de generaciones de la postguerra, con el dolor aún en los talones, querían que sus hijos tuvieran estudios y al menos una carrera de tres años o a ser posible universitaria. Era su forma de entender que mejoraran respecto a sus condiciones de vida. "Que mi hijo sea más que yo" era el anhelo que llevaban muchos en su corazón. Y lucharon para que tuvieran "carrera". De ahí se pasó a una especie de obsesión por los títulos y los oficios fueron cayendo en el olvido al contemplar las opciones que había al elegir profesion.
Sin embargo yo creo que no son incompatibles. El acceder a estudios superiores o medios te permite que se abran mundos desconocidos para tí, aprender cosas nuevas, conocer gente distinta, potenciar el sentido crítico, te da recursos para vivir mejor... Pero creo que el acceder a ellos no es incompatible con ganarse la vida a través del desempeño de un oficio.
De hecho creo que si fuera hoy, orientaría a mis jóvenes próximos en el sentido de obtener una buena cualificación en un oficio que les gustara y con el que se ganaran la vida y que luego, ya trabajando, fueran a estudiar a la universidad algo que les apasionara sin la presión de encontrar trabajo, por el placer de aprenderlo y ejercerlo en un futuro ¿por que no?
Esta reflexión me la ha producido el placer y admiración de haber contemplado a un experto, inteligente y habilidoso trabajador del hierro y el metal arreglando una puerta "imposible" y tras luchar y cavilar, milímetro a milímetro, lo consiguió.
Muchas gracias, B.T.
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