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viernes, 1 de julio de 2011
Isabel II, una biografía para la reflexión. 04.
En esta obra queda patente que los moderados se organizaron sobre todo como un partido en torno a la corte, con el afán constante de atender o controlar la voluntad de la corona. En ese partido, que no tenía las estructuras organizativas que hoy asignamos a tal palabra, se juntaron personalidades de muy dispares ideas sobre lo que debía ser una monarquía parlamentaria. De ideólogos como Pacheco, Mon, Borrego o Bravo Murillo salieron las principales construcciones del Estado liberal, incluso con sus limitaciones. Ahí estuvo la pugna con los progresistas, los otros actores de ese proceso de implantación del liberalismo. Desde Calatrava y Mendizábal hasta Prim, pasando por Olózaga, López y Espartero, los progresistas impulsaron primero la ruptura con el absolutismo y luego con las tendencias autoritarias de los moderados. La revolución liberal no se entiende sin los motines y sin las barricadas de ciudadanos en armas, organizados como milicia nacional con el liderazgo de los progresistas. Sobre tales empujes de libertad se asentaron los momentos de orden del Partido Moderado desde 1844 y luego, desde 1856, por la Unión Liberal, que de ningún modo fue una simple refundación del moderantismo.
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