En concreto, han sido las biografías políticas de los siglos XIX y XX las que han suscitado una mayor atracción, al menos entre los especialistas3. Prácticamente en todas ellas late idéntica preocupación por definir las relaciones del individuo con su momento y entorno social, así como por desentrañar las correspondientes biografías como explicaciones de una época. También en la obra de Isabel Burdiel, quien se adentra en los entresijos de la biografía de Isabel II para ofrecer un conocimiento tan caudaloso de la realidad en que vivió que en sus páginas siempre nos lleva más allá de lo individual y particular. En efecto, la autora ensambla y explica con tal eficacia los aparentes polos opuestos de individuo y sociedad que podría aplicársele aquella fórmula clásica de Marx cuando precisó que «los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen voluntariamente, no en circunstancias elegidas por uno mismo, sino en circunstancias halladas, dadas y transmitidas»4.
Isabel Burdiel ofrece una auténtica lección de historia. En esta biografía recoge y capta los espacios de libertad de la reina, tanto como las situaciones de dependencia, los valores encontrados entre los que se de-senvolvió, las relaciones de poder en las que la situó su nacimiento y los fuertes condicionantes de todo tipo (económicos, políticos y religiosos) que marcaron la cotidianeidad de su vida. Todo esto se analiza casi año por año, desde su nacimiento y su proclamación como reina con tres años hasta los treinta y ocho años, cuando fue derrocada. Sus largos años de exilio también se relatan con idéntico rigor pero, lógicamente, con menor espacio. La autora maneja la copiosa documentación con tal agilidad de estilo que su lectura resulta tan atractiva y placentera como imprescindible para la reflexión histórica.
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