viernes, 1 de julio de 2011

Isabel II, una biografía para la reflexión. 03.


LA CORTE, LOS PARTIDOS Y EL ESTADO
Puesto que la reina condensaba el poder del Estado en todas sus actividades, públicas o privadas, lógicamente su vida se transformó también en biografía de la implantación del mismo Estado liberal. Asombra la fuerza del liberalismo, pues ni la guerra civil provocada por los carlistas ni el nido de absolutistas que se cobijaron en la corte, ni las maniobras de los distintos miembros de la familia real, pudieron frenar el desarrollo de un Estado basado en los principios liberales. Cierto es que entre los moderados, tal y como argumenta Isabel Burdiel, abundaron personalidades proclives al autoritarismo, como Narváez o Bravo Murillo, o incluso intelectuales como Donoso Cortés, cuyas mezquinas maniobras cortesanas quedan al descubierto en este libro, así como su proximidad a métodos propios del absolutismo. Además, en el partido moderado se entreveraron los circuitos de poder político con los económicos en una amalgama de líderes políticos, generales, banqueros y grandes propietarios entre los que descollaron la reina madre y su marido, Agustín Fernando Muñoz. Solaparon intereses privados con decisiones públicas para beneficiarse de las contratas de suministros al Estado, de la concesiones del gran negocio del ferrocarril o del tráfico ilegal de barcos de esclavos para América. Más aún, la reina madre instauró lo que se llamó «bolsillo secreto» y puede confirmarse que no solo expolió importantes bienes del patrimonio real (que sería nacionalizado en 1865), sino que hasta su propia hija le tuvo que reclamar joyas y bienes que por testamento de su padre le pertenecían a ella. También sacó una jugosa tajada del Estado el rey Francisco de Asís de Borbón, incluso ya separado de la reina durante el exilio, porque fue permanente su dedicación a la intriga política y al chantaje, sin importarle en ningún momento ni la estabilidad de la Corona ni la imagen de su esposa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario