Vi anoche la película "La vida de Adela".
Me parece una película bien hecha, mejor interpretada, valiente sin duda.
Sin embargo, en mi opinión, en dos horas podría haberse plasmado lo que cuenta.
Y de lo que cuenta, me sorprendió la reproducción escandalosa de patrones masculino-femenino, llevados a la exageración.
La asunción de papeles exageradamente masculino ya que la mayor parte de los chicos ya nos son así -la artista- y a su manera creativamente femenino -la profesora-, vocacional, generosa, solidaria, leal, honesta, ....y al final perdedora... que ya tampoco se muestra tan tópica en las relaciones heterosexuales.
Pero más allá de estos clichés, discurre por caminos paralelos a la vida real: a la artista intelectual le parece poco vistosa la generosidad y amor a su trabajo de su chica y le exige que cambie, que busque algo que "le aporte entusiasmo, más gratificante y digno de exhibición" y le reprocha y la agrede por su pequeño juego de deslealtad, ella -presuntamente infiel-.
La vida misma: al final se reproduce lo de siempre, el otro quiere cambiarnos y comienza el principio del fin.
Me transmitió violencia dentro del ritmo más que lento de las tres horas de la cinta.
Me sorprendió la ausencia de ternura que muestran las larguísimas secuencias de sexo.
Por qué no aprovechan lo atípico de sus patrones y se apartan de los clichés heterosexuales creando relaciones más libres e igualitarias, me he preguntado siempre.
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